El Sábado Santo
tuvo lugar la celebración de la Vigilia Pascual de la Agrupación Parroquial
"San José" en la parroquia de San José de las Ventas.
La ceremonia
comenzó con la bendición tradicional del nuevo fuego en el
patio de la parroquia, seguido por la procesión con el cirio pascual y el
"Luz de Cristo", así como la alegre proclamación de Pascua que
canta el triunfo del Señor Resucitado sobre la muerte y la oscuridad del mundo.
En ella destacaron cuatro momentos fundamentales:
D. Jesús Miguel,
quien presidió este año la celebración, bendijo el fuego, que representa
el fuego de Cristo y es símbolo de purificación de nuestros
corazones, momento tras el cual encendieron los 6 cirios pascuales
correspondientes a las parroquias de nuestra Agrupación: Villasinta,
Villaquilambre, Navatejera, La Purísima, San José y El Salvador.
En este acto D.
Francisco, diácono permanente, proclamó el Pregón Pascual: un poema escrito
alrededor del año 300 que proclama que Jesús es el fuego nuevo y se pone
especial atención a la figura de la Santísima Virgen María acompañandola en su
soledad que vela junto a la tumba de su amado Hijo.
La liturgia de la Palabra
En esta noche
santa escuchamos, en las lecturas del Antiguo Testamento, el relato
de las maravillas que hizo Dios con su pueblo.
En las lecturas
del Nuevo Testamento escuchamos las maravillas que Cristo ha
hecho por nosotros, liberándonos de la muerte mediante el bautismo y
abriéndonos las puertas de la Vida Eterna, con su resurrección.
Las lecturas que
escogimos en nuestra Agrupación Parroquial, de las 7 posibles, narraron la obra
de Dios desde la Creación hasta la Resurrección, siendo la del
líbro del Éxodo la más importante, ya que relata el paso de los israelitas por
el Mar Rojo cuando huían de las tropas egipcias siendo así salvados por Dios,
de la misma manera recuerda que Dios esta noche nos salva por su Hijo.
Liturgia bautismal
Durante esta parte
de la celebración, los fieles renuevaron su compromiso bautismal entonando las promesas
propias del sacramento del bautismo, mediante el cual, tal y como nos
recuerda el Apóstol San Pablo, "fuimos sepultados con Cristo en la
muerte, para que así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la
gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva”. Todo ello
quedó simbolizado con la aspersión del agua.
Asimismo, durante
la ceremonia se invitó a rezar especialmente por las familias, los pobres y los
que sufren, sin olvidar orar para que los pastores de la Iglesia, vivan una
verdadera sed de salvación de cada hombre.
Liturgia eucarística
En este instante
los fieles se adentraron en el misterio más recóndito de la Pascua, en la que
se vive la alegría cristiana más grande: Jesús ha vencido a la muerte.
Por ello, en la
celebración de la Eucaristía hicimos memoria y actualizamos gozosamente la
muerte y resurrección del Señor. Y no se trató sólo de una expresión externa de
nuestro gozo interior, sino de plasmar fundamentalmente, una actualización
gozosa interior de la Resurrección de Cristo y de nuestra esperada
resurrección.
Al terminar la Eucaristía
Al concluir la
celebración de la Vigilia Pascual, todos los que nos acercamos para celebrar
este acontecimiento gozoso pudimos compartir en los salones parroquiales un
fraternal ágape mientras nos felicitamos las pascuas de Resurrección.