lunes, 11 de junio de 2018

50 años sirviendo a Dios en el sacerdocio


Elegido para un servicio realmente bello, desempeñado para la Iglesia en íntima amistad con Jesús: este es el significado de una oración de acción de gracias a Dios, en la plenitud de la alegría sacerdotal. Una plegaria que el pasado viernes 8 de junio, Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, hacía en la parroquia de El Salvador nuestro sacerdote D. Antonio López Castro, quien fue ordenado presbítero el 8 de junio de 1968.

En la celebración eucarística, en la que estuvo arropado por varios sacerdotes y amigos, D. Antonio confesaba emocionado que Dios le había un precioso e inmerecido regalo al llamarle a esta vocación. Realmente es así, pues  para entender la vida de un sacerdote hay que preguntarse no tanto: “¿Qué hace el sacerdote?”; sino más bien: “¿Quién es el sacerdote?”. Y la respuesta es siempre y sólo una: el sacerdote es un enamorado de Jesucristo, es su amigo —el Amigo amado, esperado, encontrado, alabado e implorado. 

En este Año vocacional que estamos celebrando en nuestra diócesis, con el recuerdo y acción de gracias por el ministerio confiado a D. Antonio, seguimos pidiendo a Dios que no cese en enviar "trabajadores a sus campos".